sábado, diciembre 25, 2010

LA CRUDA REALIDAD DE LOS RECLUSOS DE POZO ALMONTE





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347 internos viven hacinados en Pozo Almonte

Por: Bernardo Yáñez Stumptner
Llegaron a vivir 465 personas en un centro penitenciario hecho para 110. Debido a que la población urbana creció alrededor del establecimiento penal, la única posibilidad es que la construcción crezca en las alturas. Los internos duermen de a dos en una litera, con colchonetas en el suelo ocupando todos los espacios de escape en caso de un siniestro. Conozca la cruda realidad de la población penal distante 56 kilómetros de Iquique.

A raíz de los hechos ampliamente conocidos en la cárcel de San Miguel, el diputado Hugo Gutiérrez Gálvez, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, junto al consejero Regional Juan Pablo Ortuño, se desplazaron a la capital de la comuna de Pozo Almonte. Opiniones emanadas por el Seremi de Justicia Renzo Trisotti, mencionaban que todo estaba normal en ese centro penitenciario. La información entregada por los dirigentes de la ANFUP de Gendarmería encabezados por su presidente Juan Carlos Orellana al parlamentario, hablaban de una población penal tres veces superior a la que debía tener el establecimiento, con condiciones de vida impactantes para quienes observaran in situ la realidad de ese lugar.

Lo primero que constatamos al llegar al lugar, es que 30 gendarmes cuidan de 347 internos, 77% extranjeros, 23% chilenos. El único patio que es la cancha de baby fútbol se transforma en el único lugar donde los habitantes del penal hacen deporte, caminan, reciben a las visitas.

Las condiciones de hacinamiento se manifiestan cuando al traspasar el umbral que da a la cancha, se aprecia una larga fila de personas con potes de plástico esperando recibir el almuerzo. En la entrada del block al aire libre donde están los dormitorios, un gendarme con otra persona sobre una mesa tienen un fondo con la alimentación de los reos, comidas que reciben frías sin ninguna comodidad. Al traspasar la reja en el primer piso se aprecian las condiciones deprimentes que tienen para ingerir los alimentos: un comedor pequeñísimo donde hay que transitar de lado obliga a los internos a “tragarse la comida”, porque rápidamente hay que ceder el espacio a los que están esperando. Más atrás otro espacio lleno de cajones mezclados con personas que obligan a pensar lo peligroso que sería evacuar si se produjese un incendio. El marco de la entrada mide unos 3 metros y es el pasillo obligado de 347 reclusos.

El diputado Gutiérrez junto al consejero Ortuño y los dirigentes de los gendarmes aprecian las condiciones subhumanas que viven. Comenta el parlamentario lo terrible que es vivir allí considerando que es la casa del jabonero, intercambia opiniones con los reclusos, con el jefe(s) Suboficial mayor Eduardo Retamal Becerra, le comentan que ese penal ha llegado a tener 465 personas privadas de la libertad, cuesta imaginarse si viven así 347 como han podido hacerlo con 4 veces sobrepasada la capacidad.
Lo más impactante viene al visitar los dormitorios El parlamentario y su comitiva comprueba que en dormitorios de 54 metros cuadrados, duermen, cocinan y hacen sus necesidades fisiológicas hasta 71 internos. Para lograr ese objetivo los pasillos entre literas sirven para instalar colchonetas, se rebajó la altura entre literas para permitir una más, nos cuentan que duermen de a dos en menos de un metro lineal, se aprecian marcas en el piso de resistencias de anafes eléctricos, los que sirvan para calentar agua debido a que no están permitidas las cocinillas a gas licuado. Si llegase a ocurrir un incendio, sólo unos pocos saldrían de todo block con vida, y ni hablar si se produce en el primer piso.

Granja no usada en rehabilitación

A poco más de un kilómetro de Pozo Almonte gendarmería posee una granja que servía para que los reos de buena conducta y con permiso dominical pudiesen trabajar y descongestionar el centro penitenciario. El actual alcaide no permitió que se siguiera trabajando, debido a que si se producía una fuga, él sería el responsable.

Hugo Gutiérrez impactado comenta que “el seremi faltó a la verdad, aquí hay un hacinamiento muy grave y peligroso, no imagino que ocurriría en un caso similar al de San Miguel, aquí tenemos dormitorios de 54 metros cuadrados para 71 reclusos, o sea menos de 1 metro cuadrado por persona, y lo peor es que no hay ninguna posibilidad de rehabilitación”, dijo.

Proyecto de ampliación

Por su parte el consejero regional Juan Pablo Ortuño que fue parte de la comitiva, es enfático en señalar su preocupación por el estado de hacinamiento y porque las instalaciones del set agrícola, que se encuentran fuera del recinto carcelario, no se utilizan, paso importante para la rehabilitación.

Menciona que “estoy en conocimiento que hace dos años se encuentra en tramitación un proyecto de ampliación para el recinto carcelario de Pozo Almonte el que aún no ingresa al Consejo Regional para su discusión”. Agrega que se encuentra en Serplac con FI (falta Información) pero de igual manera casi dos años de tramitación administrativo es demasiado, “presentaré estos antecedentes al pleno del consejo regional el próximo sábado 18 de diciembre, para tomar el acuerdo que Serplac con la seremía de justicia se coordinen para salvar todas las observaciones con la mayor urgencia para que pueda ser presentado al consejo regional” finaliza.

Finalmente tanto Gutiérrez como Ortuño coincidieron que no es posible que en la noche quede un gendarme para más de 300 internos.

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