miércoles, diciembre 25, 2013

HOMILIA DE NOCHE BUENA OBISPADO IQUIQUE

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Padre Guillermo Fajardo (Vicario General Diócesis Iquique)

La sagrada familia compuesta por María y José se desplaza desde Galilea a la Judea, se ponen en movimiento para cumplir con un censo mandado por el dominio romano, los cuales querían saber cuánta gente había en sus territorios conquistados.

El hombre desde siempre saca cálculos para saber hasta dónde llega su poder, siempre quiere dominar más y más para así poder someter a otros bajo el yugo de sus dominios. Es  ese poder humano que obligará a María y a José hacer el camino hacia Belén, con todas las incomodidades que ello implicará para María, la cual estaba a punto de dar a luz a su niño, hay ocasiones hermanos en que el poder es arbitrario pues no piensa en los otros, sino que sólo en la propia conveniencia. Hoy también hay muchas María y José que junto a sus hijos están sometidos a los poderes de este mundo. Es el poder de la economía que  no respetando el valor de la familia y el calor del hogar se impone obligando a producir, trabajando día y noche llegando a sacrificar en nombre de la producción los días que deberían estar consagrados para poder crecer en familia, dialogar más con los hijos y donde los esposos puedan ver crecer a sus hijos y a expresarse su amor. Es el poder de las pasiones que enceguecen y que someten la voluntad y esclavizan la  libertad humana llevando a olvidarse del respeto por el ser humano, hoy en nuestra ciudad y en nuestro país hemos sufrido actos de violencia que se explican tan sólo porque la pasión irracional dominó y se cerró la razón y el amor, y por lo mismo hemos tenido femicidio dejando a hijos sin madres; se ha asesinado a aquellos que son distintos ya sea por su color de piel, por sus opciones personales, o por tener ideas contrarias al sistema imperante. No podemos dejar que el poder de de la producción y de las pasiones irracionales nos domine y nos deshumanicen.

Pero Dios siempre triunfa, el bien siempre vence, es por ello que María y José aunque obligados por el poder romano de tener que ir a Judea, Dios camina con ellos, los acompaña y aunque no había lugar en Belén para que pudieran alojarse, Dios se vale del buen corazón de un posadero, un hombre sencillo y honesto que recibe a la joven pareja y con ellos también recibió a Dios escondido en el vientre de María. De igual manera hermanos, saquemos lo mejor de nosotros y que nos podamos repetir una y otra vez que no existen los imposibles cuando hay en el corazón la buena voluntad. Es verdad que no había lugar en Belén, pero es verdad también que había un hombre bueno y generoso que supo extender una mano a una familia que necesitaba de un lugar donde pasar la noche. Cuesta tan poco hacer el bien, no digas que no puedes, di una y otra vez, que si se puede porque el amor es más fuerte que nuestras limitaciones.  No cierres tu corazón, no cierres la puerta del perdón, no cierres la puerta de la solidaridad, porque Dios todos los días llama a nuestra puerta y nos pide que lo recibamos, primero en nuestro corazón pero también en nuestros hermanos.      

1)    El ángel señaló: No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: ha nacido el salvador, el Mesías, el Señor.

La alegría que anuncia el ángel es una alegría que brota de la fe, es una alegría creyente. Somos invitados a alegrarnos porque Dios ha instalado en medio de los hombres tiempos nuevos, nos alegramos no sólo porque ha nacido un niño, sino que nos alegramos más hondamente porque con este pequeño ha nacido la real posibilidad de un hombre nuevo, iluminado desde dentro, ya no está atado a la oscuridad; ella fue vencida, por eso el pequeño Jesús es el sol naciente, que disipa las oscuridades de la noche. El sol que nace son los primeros rayos que vencen la oscuridad, así el Niño Dios es la luz de Dios que vence la mayor oscuridad del ser humano, su corazón sometido a la vanidad y la indiferencia.

2)    El gran signo de este nuevo tiempo parece irrisorio, el Mesías no está en palacio ni vestido elegantemente. El Mesías esperado lo reconocerán al encontrar un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

Sucede que Dios hace grandes maravillas con pequeñas cosas. Somos entonces invitados a tener una mirada de fe para contemplar la vida. Es falso afirmar que sólo en la abundancia y en el éxito está Dios, Dios está también cuando hay carencias y no sólo materiales sino que también cuando nadie te  comprende, Él te acoge. En los momentos de dolor y depresión, Él te consuela. En la debilidad y la impotencia nos sostiene. Siempre nos está invitando a amar la vida, a cuidarla y hacerla siempre mejor. El niño envuelto en pañales y acostado en una pesebrera es signo de que Dios está presente donde parece que no estuviera, pero no es así, para Dios todo lo humano es importante y Él lo sostiene cuando a nosotros nos faltan las fuerzas. María y José contemplan al niño recién nacido, pero también se arrodillan y lo adoran porque tienen mirada de fe y descubren al Dios que está con ellos es medio de esa pesebrera.  Feliz navidad.

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